A veces, andando por la calle, creo verte. Pero no. Es la mente. O la añoranza. O el deseo de saber de ti. Me engañan la vista.
Te veo en las chicas de tu edad que pasean y ríen juntas por la ciudad.
En la muchacha del anuncio que nos muestran en televisión. La que crece, sigue sus sueños, se convierte en astronauta.
No puedo compartir tus logros. Ni tus fracasos, sobre los cuales te diría que son aprendizaje, no derrotas. Los reveses de la vida siempre son más llevaderos cuando se comparten mientras te acuna el abrazo materno.
Tu ausencia.
La ausencia es una forma del invierno.
Nunca me gustó el invierno.