Cada día que pasa estoy más cerca de ser un recuerdo lejano para ti. Tan solo quiero decirte -por si no nos volvemos a ver- que estoy orgullosa de haberte conocido. A pesar de la aparente contradicción, sepas que admiro tu personalidad (que no tu carácter). Eres fuerte. Tienes determinación, persistencia. Valores. Todo esto, bien aplicado en la vida, te hará crecer. Y serás inmensa. Sé que no te dejarás amedrentar por nadie. Vive fiel a tus valores, y lucha siempre por ser tu misma.
Sorprende que una madre que fue agredida por su hija durante años, escriba estas palabras. La distancia y el tiempo, invitan a la reflexión. No es que se haya olvidado de las agresiones -eso nunca lo olvida una madre- sino que comprende que para que un hijo llegue al punto de maltratarla, es que su hijo ha perdido el norte, como se dice coloquialmente. De ahí que tantos padres intenten redirigir a sus hijos una y otra vez, hasta la extenuación que eso les genera. No pierden nunca la esperanza, hasta que deciden poner fin a la convivencia, y alejarse.
Y en la distancia, sentirse más cerca.