El confinamiento domiciliario que todos hemos tenido que cumplir durante meses de esta pandemia por Coronavirus, ha llevado a algunas personas a sufrir lo que en inglés se denomina Cabin Fever Effect.
Este término anglosajón, que en español se denomina Síndrome de la Cabaña, no se trata de ningún trastorno mental, ni de una fiebre, como parece indicar su nombre en inglés. El síndrome de la cabaña hace referencia a las manifestaciones de aburrimiento, tristeza, desasosiego y soledad que aparecen como consecuencia de no poder salir del domicilio durante semanas o meses, y no poder llevar a cabo aquellas actividades a las que estamos habituados, las que marcan una rutina, a la vez que no poder tener una vida social como la que estamos acostumbrados. En otras palabras, restricciones de movilidad y de agrupamiento. Las personas se sienten atrapadas, sin posibilidad de moverse ni trasladarse a otro lugar.
Las señales de que posiblemente una persona tenga el síndrome de la cabaña son:
- Irascibilidad
- Inquietud
- Negatividad
También se puede experimentar:
- Dificultad para despertarse, para dormirse, o para mantener un sueño regular.
- Falta de motivación
- Desesperación
- Falta de energía
- Tristeza
- Incapacidad para concentrarse
- Impaciencia
Se trata de una condición temporal, que acostumbra a desaparecer cuando se reducen las restricciones y la persona puede volver a salir al exterior y retomar su rutina diaria.
Al tratarse de síntomas que coinciden con los de otras afecciones o desórdenes, conviene consultarlo con el médico para un diagnóstico preciso.