La violencia filio-parental vista por los expertos. Otros factores determinantes:
Nivel socioeconómico
Los estudios destacan un mayor “abandono” en el caso de aquellas familias con un nivel económico más alto, mientras que en el caso de las familias con un bajo nivel prevalecen las dificultades para ocuparse de los hijos. Los padres con empleos de un mayor prestigio social, son quienes más sufren la violencia filio-parental, debido al carácter absorbente de dichos empleos, que les restan energía para poder “luchar contra sus hijos”.
Por un lado, el hecho de pertenecer a un estrato socioeconómico bajo puede crear frustración en el menor y resentimiento hacia los padres. Esto no es una condición sine qua non, pero sí puede influir en algunos casos.
Separación o divorcio de los padres
El hecho de que haya una separación o divorcio de los padres y una pérdida de poder adquisitivo vinculada a ello, puede crear resentimiento del hijo hacia el progenitor con quién vive.
País de origen y contexto cultural de la familia
Diferentes culturas dan lugar a distintas maneras de establecer la autoridad en el hogar.
Como ejemplo, diremos que el colectivo perteneciente a ciertos países latinoamericanos, tiene un cierto componente machista. En el país de origen, ciertas actitudes son habituales, pero el problema surge cuando dichas actitudes y acciones ocurren en nuestro país, donde el choque cultural al respecto es muy grande.
A diferencia de éste, en el colectivo paquistaní la violencia filio-parental no es común.
Igual que no lo es en familias orientales, ya que existe un altísimo respeto hacia el sentimiento de familia.
Similarmente, en el colectivo gitano casi nunca sucede.
(Técnico de Medio Abierto (Justicia Juvenil) 5.2, 211-221)
Estilos educativos
En ocasiones, los hijos pueden percibir una incoherencia en cómo se les educa, debido a la confusión o negligencia por parte de los padres, que se sienten confundidos a la hora de escoger cuál es el estilo parental que deben adoptar frente a su hijo. También se dan incoherencias entre los estilos utilizados por los padres y por los centros educativos, dejando a los hijos doblemente confundidos en cuánto a qué se les exige en cuestión de comportamiento. Se confunden los términos tolerancia y libertad. En ocasiones, debido a una extrema permisividad cuando el hijo es aun pequeño, y pretender que al crecer y convertirse en adolescente, acepte la coerción y limitación de tolerancia. Esto da lugar a la incomprensión, frustración y rabia por parte de los adolescentes.
La cultura del esfuerzo
El esfuerzo no tiene el mismo valor hoy que antaño. Hijos de una sociedad acomodada, donde todas las necesidades las tienen cubiertas, estos chicos/as tienen un espíritu de superación diferente del que se puede tener si no hay comida en la mesa. Educar en la cultura del esfuerzo es responsabilidad de los padres. Hace años que existe una hiperprotección de los hijos, para facilitarles una infancia “inocente”, que se convierte en realidad en una pseudoprotección, puesto que no han podido aprender lo necesario para esforzarse y responsabilizarse.
Por otro lado, la sociedad ha impuesto unos valores materialistas, exigiendo éxito y resultados por parte de los hijos, descuidando la vinculación afectiva y el soporte emocional, que son esenciales para el desarrollo y la adaptación a la sociedad en general.
Relación de la violencia con los resultados escolares
Los estudios constatan un número bastante elevado de dificultades escolares en los chicos/as que ejercen violencia filioparental. Se dan problemas de concentración, falta de motivación y absentismo. En definitiva, un rechazo a realizar cualquier esfuerzo personal para conseguir unos objetivos personales. Hablamos de un alto porcrentaje de fracaso escolar, pero no es una condición que se dé siempre en todos los chicos/as violentos, según aseguran los expertos.