¡Cuántas veces me llegué a preguntar si mi hija sería una enferma mental! Me parecía imposible que, habiéndola educado siempre con toda corrección y dedicación, ahora fuese tan maleducada y agresiva conmigo. Hubo veces que incluso me llegué a preguntar si no estaría enferma mentalmente. Y esa idea me horrorizaba. “¡Por Dios! ¡Que no esté loca!”. Hay pocas angustias para una madre que puedan asemejarse a ésta.
Ante tal incógnita, documentarme fue básico. Se convirtió en mi obsesión y principal dedicación.
Existe una discusión entre profesionales a la hora de calificar a la persona que maltrata. Los hay que dicen que el agresor es un enfermo, mientras que hay otros que afirman que no hay una patología como causa del acto violento, y por tanto debe considerarse delito.
En cualquier caso, no todos los hijos violentos padecen un trastorno de personalidad. Al igual que el trastorno en sí no determina la violencia, sino que hay a la vez otros factores que influyen.
Otro día entraré a enunciar los diferentes tipos de trastornos mentales que existen. Aunque hay que tener en cuenta que para identificar uno u otro trastorno en un sujeto, hay que consultar un especialista de la salud mental, puesto que muchos trastornos poseen características similares entre ellos, y discernir cuál se ajusta a un individuo en concreto, es de extrema complejidad.